Niños Mutantes vuelven a hacer con Náufragos lo que mejor saben: cantarle al desamor, al cupido ciego que envía sus flechas equivocadas a cientos de corazones desdichados. Siempre le han cantado al amor pero desde el punto de vista del rencor, de quien mira hacia adelante aunque siga doliendo la herida por mucho tiempo. No hay más que escuchar la preciosista y hasta desgarradora La Puerta, canción con la que abren este octavo álbum ya.

El desamor y las ganas de salir hacia adelante se dan cita en este trabajo, con un pedazo ctrl+alt+supr como ellos definen en el libreto del disco a Empezar de Cero. Pero también es un disco optimista, sin duda el mejor de toda su carrera mutante y de sus 15 años en la música. El más elaborado. Si el anterior, Las Noches de Insomnio, ya les catapultó hacia lo más alto, en este no hacen más que reafirmar que están en plena forma y que Juan Alberto es uno de los mejores letristas de este país.

Y decimos esto porque nunca nadie antes se había atrevido a explicar El Miedo como él lo hace en el tema que lo da nombre: «El miedo, el miedo primero paraliza, congela tu sonrisa». Otra de esas grandes letras es El Pozo (mejor morir de sed que ir a lo fácil), canción que bien conocíamos en versión acústica del EP Animales y que ahora revisionan con la banda al completo y hasta sintetizadores.

Y ya que hablamos de sintetizadores, no hay que dejar pasar de largo el tema que cierra el disco: Muerte de un Ampli. Donde la música es el primer plano por encima incluso de la voz. La canción más oscura de Náufragos, con tan sólo cinco frases que se van repitiendo a lo largo de la canción. Con una gran presencia del bajo, oscuro como siempre, de Miguel Haro.

En definitiva, este es un disco de luchadores, con mala leche en algunos puntos pero sobretodo con un aire bastante optimista y quizá hasta ahora desconocido para el mundo Mutante. Nos quedamos con una frase del tema Náufragos, que por cierto, ya se ha convertido en un himno mutante: «Porque lucharemos hasta que nos llegue el final».